martes, 24 de noviembre de 2009

Nuestra relación con la tecnología

Últimamente nos preguntan por nuestra relación con la tecnología. Nos interrogan en tanto que colectivo de mujeres artistas o activistas que hacen videos y performances. Al oir esta pregunta, a nosotras se nos escapa una risa entre nerviosa e irónica.

Por un lado, que seamos un colectivo de mujeres no es debido a nuestro interés por el género, sino producto de la casualidad y de múltiples y variadas circunstancias de la vida. Por otro lado, que utilicemos tecnologías de la comunicación y de la información en nuestro trabajo, es fruto del contexto histórico en el que nos ha tocado vivir y de una urgencia por buscar nuevas formas de comunicar, conectar, representar, producir, desear, de hacer política y de generar conocimiento.

Nuestro punto de partida como colectivo fue precisamente la relación entre las tecnologías y el género. En el año 2003, Beatriz Preciado coordinó un grupo de trabajo en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA), que bajo el nombre Tecnologías del Género, tenía como objetivo estudiar el legado de los discursos feministas para investigar y producir un nuevo tipo de representación del cuerpo y de la sexualidad.

A partir de explorar la pornografía como una de las tecnologías biopolíticas de producción y normalización del cuerpo, el género, de la sexualidad y del placer en las sociedades postindustriales, un grupo de personas nos juntamos para seguir trabajando e indagando, ese terreno pantanoso que Annie Sprinkle había bautizado con el nombre de postpornografía. Y así es como nació Corpus Deleicti. Alrededor del taller Tecnologías del Género, surgieron otros grupos, como Post_Op y entraron en contacto colectivos de artistas o investigadores sociales, de todo el Estado Español, que ya estaban investigando sobre la relación y los efectos de la economía médica-visual y la construcción del género. En este contexto, los primeros años del segundo milenio después de Jesucristo, fueron un caldo de cultivo muy interesante para la producción de videos, acciones, performance, que irrumpieron en espacios que iban desde instituciones culturales a la calle, pasando por centros sociales ocupados y otros espacios alternativos.

Corpus Deleicti ha sufrido muchas mutaciones desde su creación. Organismo vivo cambiante que se ha ido modificando en función de las personas que han ido pasando por el grupo, de nuestros intereses, experiencias, afectos y deseos. Actualmente trabajamos desde diferentes campos de actuación que atraviesan la performance, la educación y la producción teórica.

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Corpus Deleicti entiende la tecnología, desde una perspectiva amplia, que incluye presupuestos teóricos, epistemológicos e instrumentales de diferentes disciplinas y perspectivas (ciberfeminismo, tecnociencia, cibercultura, teoría de la comunicación, performance, medicina, biopolítica, net art, ciencia ficción...).

Si hablamos de género, siguiendo la tradición de Foucault o Teresa de Lauretis, pensamos en un complejo conjunto de tecnologías médicas, religiosas, visuales, culturales, legales... que respondiendo a unas normas de heterosexualidad obligatoria, producen las construcciones corporales aceptables de masculinidad, feminidad y sexualidad. Este engranaje tecnológico opera por división y fragmentación del cuerpo, creando una diferencia sexual (hombre/mujer, masculino/femenino), con efectos políticos, sociales, económicos y culturales dicotómicos, opositivos y desiguales.

A partir de los discursos que consideran la identidad en términos biopolíticos y performativos, Corpus Deleicti entiende la sexualidad como representación y el cuerpo como un aparato biotecnológico capaz de ser intervenido, interrogado, subveritdo, desplazado, (des)organizado. De ahí que parte de nuestro trabajo se base en la realización de video y performance.

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En el sentido más técnico de la palabra, para Corpus Deleicti la tecnología es una herramienta que nos permite ampliar las posibilidades de representación. Pasando de ser objetos pasivos representados a sujetos activos de enunciación. No tenemos grandes conocimientos de diseño, ni de páginas web, ni de edición de videos, ni de tratamiento de imagen, ni de sonido... sin embargo, nos hemos visto obligadas a manejar las teclas de esos aparatejos, para poder ser autónomas en la producción de representaciones y significados.

Nuestro contacto con las tecnologías de la comunicación y de la información se ha llevado a cabo a medida que hemos ido necesitandolo. Aprendiendo de manera autodidacta o a base de preguntar y absorver la manera de trabajar de otras personas que hemos ido teniendo cerquita. Así, utilizamos máquinas y softwares sencillos, baratos y accesibles a todo el mundo, low tech, por necesidad pero también por voluntad política. Creemos que las tecnologías tienen que ser herramientas que ayuden en la comunicación, la producción y la distribución. Es más, consideramos la elección de las herramientas como un aspecto mismo a tener en cuenta, si estamos hablando de feminismo, de producción colectiva de conocimiento, de política, de creación de comunidad. Por este motivo, nos hemos puesto como deber para este año que estamos a punto de extrenar, empezar un ronroneo con software libre y etiquetar todos nuestros productos con la C de copy left (aunque desde ya se pueden copiar, alterar, usar...).

Tecnologías, softwares y plataformas que utilizamos para nuestros proyectos: cámaras de fotografía digital, cámara de vídeo digital, ordenador, disco duro externo, grabadora de audio digital, micrófonos... ¿softwares?, lo que nos venía de serie con nuestros ordenadores, o hemos pirateado (emovie, garage band, movie maker, photoshop) y plataformas como youtube, flickr, picasa o blogspot.

//Entrada relacionada con: X0Y1, Generatech









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